22 de agosto de 2011

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LA GUERRA FRÍA
Los cuarenta y cinco años transcurridos entre la explosión de las bombas atómicas y el fin de la Unión Soviética no constituyen un periodo de la historia universal homogéneo y único. (...) Sin embargo, la historia del periodo en su conjunto siguió un patrón único marcado por la peculiar situación internacional que lo dominó hasta la caída de la URSS: el enfrentamiento constante de las dos superpotencias surgidas de la segunda guerra mundial, la denominada “guerra fría”.
(...) Generaciones enteras crecieron bajo la amenaza de un conflicto nuclear global, que tal como creían muchos, podía estallar en cualquier momento y arrasar a la humanidad. En realidad, aún a los que no creían que cualquiera de los dos bandos tuviera intención de atacar al otro les resultaba difícil no caer en el pesimismo, ya que la ley de Murphy es una de las generalizaciones que mejor cuadran al ser humano (“Si algo puede ir mal, irá mal”).
(...) En la práctica la situación mundial se hizo razonablemente estable poco después de la guerra y siguió siéndolo hasta mediados de los setenta, cuando el sistema internacional y sus componentes entraron en otro prolongado periodo de crisis política y económica. Hasta entonces ambas superpotencias habían aceptado el reparto desigual del mundo, habían hecho los máximos esfuerzos por resolver las disputas sobre sus zonas de
influencia sin llegar a un choque abierto de sus fuerzas armadas que pudiese llevarlas a la guerra y, en contra de la ideología y de la retórica de guerra fría, habían actuado partiendo de la premisa de que la coexistencia pacífica entre ambas era posible. De hecho, a la hora de la verdad, la una confiaba en la moderación de la otra, incluso en las ocasiones en que estuvieron oficialmente a punto de entrar, o entraron, en guerra. Así, durante la guerra de Corea de 1950-53, en la que participaron oficialmente los norteamericanos, pero no los
rusos, Washington sabía perfectamente que unos 150 aviones chinos eran en realidad aviones soviéticos pilotados por aviadores soviéticos. La información se mantuvo en secreto porque se dedujo, acertadamente, que lo último que Moscú deseaba era la guerra. Durante la crisis de los misiles cubanos de 1962, tal como sabemos hoy, la principal preocupación de ambos bandos fue como evitar que se malinterpretaran gestos hostiles como preparativos bélicos reales.

HOBSBAWM, E., Historia del Siglo XX, Cap. VIII La Guerra Fría, Editorial Crítica, Barcelona,
2003

Análisis del texto y cuestiones
1. Clasificación del texto.
2. Análisis de las ideas principales.
3. Cuestiones:
a. La Guerra Fría: visión del autor y características principales.
b. Explicación de los hechos bélicos que hace mención el autor.
c. Explicación de la frase, a qué crisis hace mención: “hasta mediados de los setenta, cuando el sistema internacional y sus componentes entraron en otro prolongado periodo de crisis política y económica”.

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